Gente Maravillosa

jueves, 16 de enero de 2014

Dos personas...




Dos personas distintas, dos vidas contrarias, un famoso cantante y un bailarín de la calle, pero a los dos al mismo tiempo la misma idea les recorre la mente; dos chicas que sin ellos saberlo son amigas desde hace mucho tiempo y está unidas como si la misma sangre corriera por sus venas.
Cody no paraba de pensar en Elle, en sus cascos sonaba la canción de James Arthur, Impossible, el reloj marcaba las doce menos cuarto pero él no se la podía sacar de la cabeza, hay miles de chicas en el mundo y justo se había enamorado de una que tiene novio, ni siquiera la había visto pero por ella había sentido más que por ninguna chica jamás...  
Su cabeza no pudo continuar con sus pensamientos ya que alguien llamó a la puerta
Adelante - dijo el chico desde su cama
Hola hermanito - dijo su Ali acomodándose en un lado de la cama
¿Qué pasa? - preguntó Cody sin mucho entusiasmo
¿Otra vez esa chica? - respondió su hermana - ¿no puedes pasar de ella o llamarla e invitarla un día a cenar?
¿De dónde te sacas ideas? - preguntó el chico
Creo que del cerebro, pero no estoy muy segura - dijo sonriendo - pero tu hazme caso que se acercan la Navidad y es época de cumplir los deseos
Cody después de mucho pensar en la idea de su hermana por fin cayó rendido en su cama
Jordan por su parte no había podido conciliar el sueño hasta tan elevadas hora ya que en su mente solo se la imaginaba a ella, con larga melena dorada cayéndole sobre los hombres, esa sonrisa arrebatadora y esos ojos con los que no podía parar de soñar.
¿Se estaba volviendo loco? ¿Tal vez de amor? ¿Se estaba enamorando de Lucie? Ninguna de estas era fácil de responde aunque él si sabía la respuesta y su mejor amiga y mejor amiga de Lucie también lo sabía, le había prometido hacer todo lo posible para que sus notas llegaran al destinatario deseado.  Se quedó pensando en esas cartas que le había escrito, con todos sus sentimientos plasmados en un papel y esas horas dedicadas en ellas y como surgidos de su interior un torrente de sensaciones y recuerdos le recorrió la mente y no tuvo más opción que expresar de nuevo todo aquel torbellino de palabras que transmitían su yo más escondido, su yo romántico y apasionado, su yo tierno y dulce que solo una persona había podido despertar, y así como le vino lo escribió:
Cada día te quiero, 
un día te respeto,
otro te admiro,
otro te sueño                                                                                
pero siempre te quiero,
porque amanecer es quererte,
y estar sin ti, mi muerte.
Después de haber podido expresar todo sus sentimientos, sucumbió a Morfeo y se quedó dormido con el poema en mano.

lunes, 10 de junio de 2013

Elle se despertó...


Elle se despertó sobre les nueve y media y bajo a desayunar aún en pijama, era un día soleado pero se notaban las bajas temperaturas del otoño, sus padres desayunaban tranquilamente un café con tostadas y un poco de fruta cortada.
Elle se sentó junto a ellos y desayunó, después de haber terminado, subió a su habitación, se puso el tutú y las zapatillas y bajó para practicar. Estuvo allí un par de horas y no paró de ensayar la parte clave de la obra, era la única que Jordan y ella interpretarían sin ningún bailarín acompañándolos, la del baile de la Bella y la Bestia. Elle ensayaba todo los días todo el tiempo que podía y más ya que apenas quedaban dos semanas para la representación. Algo la despistó de sus pensamiento mientras bailaba, era su móvil, era él de nuevo, de repente le vino a la mente toda la conversación que había tenido con él anoche. Desbloqueó su teléfono y le respondió con un bonito hola y una cara sonriente al lado, no tardó en llegar la respuesta y ella le volvió a responder sin pasar ni un minuto, así se pasó una hora hasta que el timbre sonó. Subió rápidamente a abrir la puerta ya que sus padres se habían ido. Alice estaba allí delante, vestía un jersey con la bandera de Estados Unidos, unas Vans negras y unos vaqueros del mismo color, Elle la invitó a entrar y en su cuarto le contó todo lo ocurrido y lo mal que se sentía porque por un lado Aaron aún seguía dentro de su corazón pero por otro Max la había hecho sentir la chica más especial del mundo. Elle no sabía que aconsejar a su amiga ya que ella estaba en la misma situación, decidió que estar en casa con mal de amores no era plan para un domingo, así que se cambió en apenas unos minutos, salió de casa y con su amiga se dirigió a un lugar que a todo el mundo puede alegrar.
Apenas quedaban unas calles para llegar al lugar cuando la tripa de Elle soltó una suave gruñido, Alice empezó a reírse de los extraños ruidos del vientre de su amiga, contagiándole la risa también a ella. Pararon en un pequeño bar y ambas se tomaron un bocadillo, el de Alice era vegetal y el de Elle de jamón y queso. Después de haberse saciado y siendo aún las cuatro de la tarde, decidieron dar un paseo por Hyde Park, allí mientras ambas observaban el paisajes de la capital inglesa sentadas en un banco se fijaron en que un grupo de chicos no les quitaban la vista de encima, parecían turistas y muy guapos. Las chicas se sonrojaron mientras tres jóvenes del grupo se les acercaban, preguntaron por el camino que debían tomar para llegar hasta la Catedral de St. Paul . Elle y Alice encantadas por la belleza occidental de esos chicos les dijeron la dirección que debían tomar y se despidieron del grupo de alemanes. Tardaron apenas unos diez minutos en llegar al local, entraron por la puerta de cristal y enseguida vieron las luces de color neón alumbrar todas las pistas, la ropa de la gente brillaba en aquel lugar según el color del foco que te apuntara
Pero yo no sé jugar a esto - dijo Alice al comprender lo que iban a hacer aquella tarde
No pasa nada, yo te enseño - añadió Elle tranquilizando a su amiga
Las dos chicas se acercaron a una encimera de color azul oscuro para alquilar una pista y unas zapatillas. Mientras la encargada le colocaba en la pista Elle observó que aquel día tenían la mayoría de sus pistas reservadas y Alice no supo donde fijar la vista, ya que todo le parecía nuevo, nunca había estado en una bolera, bueno sí una vez, cuando era pequeña pero de aquel momento no recordaba ni su existencia. La encargada, una chica de apenas unos 22 años que seguramente estaba trabajando allí para poderse pagar la universidad, las llevó hasta la pista 9, la que las había asignado las dos amigas. Cuando empezaron a jugar en toda la bolera se escuchaba la canción Rihanna, We Found Love. Pasaron una fantástica tarde de bolos, al final Elle ganó por experiencia y Alice hizo el segundo pleno de su vida.

viernes, 17 de mayo de 2013

Abre los ojos...




Abre los ojos - le dijo el apuesto chico, poco a poco sus intensos ojos verdes se abrieron y pudieron observar al increíble lugar que la había llevado Max, desde allí podía observar toda su ciudad, el hospital donde nació, su primera casa, el cementerio donde estaban enterrados sus padres... todo. Al mirar hacia abajo sintió vértigo y se agarró a Max, este le explicó donde se encontraban y una vez terminada su visita en el Tower Bridge, bajaron y pasearon, Alice por mucho que lo intentara no conseguía borrar la sonrisa de su rostro. Pasaron al lado de un puesto de dulces y compartieron unas fresas con chocolate, mientras por la radio de aquel puesto sonaba una canción de Olly Murs. Por aquel mismo lugar habían pasado apenas unas horas antes un par de amigas, no paraban de hablar como si hubieran pasado mucho tiempo sin verse, eran muy distintas entre ellas, una era alta, delgada y con una larga melena de color chocolate, la otra era más bajita, con rasgos asiáticos y tez negra. Vestían de maneras totalmente contrarias la morena llevaba un vestido de flores no muy acorde con la estación y unos tacones que dominaba perfectamente, por otro lado la chica asiática vestía unos vaqueros, con un jersey y unas Vans. 
Hablaban entretenida mente sobre su vida, chicos, ropa, pelo... Lo que la mayoría de la gente que las veía pasar y fijaba su mirada en ellas no sabía era que esa dos chicas acababan de conocerse en persona, ya que hacía unos cuantos meses que hablaban mediante las nuevas tecnologías. Ambas parejas compartían su primer encuentro y ambos encuentros terminaron con una gran despedida, en el primer caso Max le robó un besó a aquella chica con extraño color de pelo que le había conquistado y en el segundo caso las dos chicas se fundieron en un gran abrazo que ambas esperaban poder darse algún día. Así cada uno de los integrantes de las parejas se fue pensando en la magnífica experiencia vivida, Max en aquel beso que consiguió cuando Alice menos se lo esperaba, Alice en la forma tan suave y romántica que tuvo Max de besarla bajo la luz de las estrellas, Aiko de por fin haber podido conocer a Effie y Effie en la gran tarde pasada junto a Aiko.


martes, 30 de abril de 2013

Después de...


Después de despedirse se fueron a sus correspondientes clases, pero pasadas unas hora Alice empezó a encontrarse mal y con el permiso del profesor fue a calmarse al baño, la cabeza le daba vueltas y apenas podía sostenerse en pie así que al llegar al aseo cayó sentada mientras su cabeza no paraba de moverse, pasados unos minutos su cuerpo no pudo más y se desmayó.
Poco a poco empezó a abrir los ojos, estaba sobre una superficie blanda y sonaba de fondo una balada de Bruno Mars. Entrecerró sus ojos un par de veces y descubrió que se encontraba en su habitación, las cortinas estaban descorridas y por las ventanas abiertas entraban suaves rayos de sol. Divisó a su abuelo cerca de su escritorio dejando una bandeja con un desayuno preparado especialmente para ella.
Buenos días, abuelo - balbuceó perezosamente
¿Qué tal has dormido, Alice? - preguntó su abuelo con una leve sonrisa
Bien, aunque mi sueño ha sido un poco raro - respondió la joven, mientras se deshacía de las sábanas que tenía por encima, se calzaba sus zapatillas y se acercaba a su abuelo para regalarle un dulce abrazo  
Espero que te tomes todo lo que te he preparado - dijo Thomas a su nieta
Claro abuelo, no te preocupes - le aclaró la pelirroja
Te espero abajo, dentro de una hora - dijo su abuelo mientras salía de su habitación                

Alice cogió la taza que contenía chocolate caliente con nata y con cuidado tomó un poco, después de habérselo terminado se comió la fruta que se la había preparado su abuelo. Con todo el desayuno terminado decidió ducharse y en apenas media hora ya estaba arreglada, se había puesto unos vaqueros, unas camiseta blanca, sus botas Ugg, un jersey de New York y un pañuelo a juego con el jersey. Se acercó a su tocador y se maquilló sencillamente con la raya del ojo en negro, un suave colorete color melocotón a juego con su brillo de labios. Se echó una gota de aquel perfume que unos días antes de morir su padre le había regalado y que tanto le recordaba a él. 
Bajó las escaleras y se encontró la puerta principal entreabierta, asustada revisó todas las habitaciones de la casa pero no había rastro de su abuelo, por último se asomó al porche principal y encontró a su abuelos charlando con un joven que le resultaba familiar.

Alice - exclamaron los dos a la vez cuando vieron salir a la joven de la casa
¡¿Max?! - exclamó la chica extrañada - ¿Qué haces aquí, hablando con mi abuelo? - preguntó intentando aclarar sus dudas
Es que pasaba por aquí y al ver a tu abuelo en el jardín, le saludé y empezamos a hablar - aclaró tranquilamente el chico
Bueno, yo os dejo solos, para que podáis hablar - dijo Thomas mientras se levantaba del asiento de paja donde había estado sentado y entraba en la casa cerrando tras de sí la puerta

Ahora por favor, dime realmente qué hace aquí - volvió a insistir la chica
Quería comprobar que estabas realmente ocupada - volvió a aclarar el chico
Bueno, ahora mismo no estoy haciendo nada, así que si quieres podemos dar una vuelta - dijo la pelirroja colorada, cosa que el maquillaje no conseguía disimular
Claro, además conozco un sitio que te encantará - dijo Max con una sonrisa de oreja a oreja
Pasearon  por las frescas calles de Londres durante un rato hasta que llegaron al lugar elegido por Max para intentar sorprender a Alice 

sábado, 9 de marzo de 2013

El locutor...




El locutor presentaba la canción de Rihanna "Diamonds", empezó la chica a cantar y poco a poco Alice se fue desperezando, se levantó de la cama y se despertó de golpe cuando sus pies tocaron el frío suelo. Se duchó y se arreglo en un cuarto de hora llevaba, se puso unos leggins geométricos, unas botas Ugg altas, una camiseta gris y por encima un jersey negro, un pañuelo del mismos color que la camiseta, su ropa siempre representaba su estado de animo. Se acercó a su tocador y se miró, se hizo una coleta y decidió que ese día no se maquillaría, quería ir natural. 
Bajó las antiguas escaleras y desayunó tranquilamente con su abuelo, cuando terminó cogió su mochila y salió de la casa, aún estaba en el porche cuando una voz la sorprendió por detrás
¿Max? ¿Qué haces aquí? - preguntó la chica extrañada
No se me pilla de paso y he querido esperarte ¿te molesta? - preguntó este un poco preocupado
No tranquilo - dijo Alice esbozando una leve sonrisa, en ese momento sus miradas se cruzaron y ambos las sostuvieron, hasta que Alice la apartó.
Hoy no vas maquillada - añadió el chico
No, hoy he decidido ir natural - aclaró la pelirroja
Estás más guapa así - dijo el chico con una leve sonrisa, su comentario hizo enrojecer a Alice
Fueron hasta el instituto juntos, charlando tranquilamente y conociéndose mejor 
Creo... que aceptaré esa invitación para merendar - dijo Alice cuando estaban llegando a la puerta del instituto
Genial - dijo Max con una gran sonrisa en el rostro - pasaré a por ti sobre las cinco
Vale - dijo Alice compartiendo con su nuevo amigo su sonrisa, hoy sin pintalabios
Alguien les observaba minuciosamente desde una esquina cercana, estaba celoso, muy celoso de que su exnovia ya estuviera con otro chico, un día después de cortar con ella, o eso era lo que pensaba él, estaba triste y a la vez furioso, no por Alice sino por el otro chico que seguro que se había pegado a ella gusto cuando peor se encontraba